sábado, 21 de febrero de 2009

Corte de inspiración

No puedo creer lo que acaba de sucederme. Termine de leer el inspirador libro que me había quitado el sueño durante los últimos días y me dispuse a escribir, algo me decía que tenía que hacerlo, así que me separé de la comodidad que me brinda la cama, esa misma que observó silente mis desvelos por el fulano libro, y me fui al ordenador para redactar algunas líneas acerca de lo primero que se me viniera a la mente.

Y hasta ahí llegó mi felicidad. Descubrí uno de los actos más desquiciados y enfermizos que jamás había visto, hallé hasta dónde puede llegar la locura de una persona y el capricho de querer parecer el mandamás.

Encontré el modem apagado, muerto, sin señales de vida. A la primera pensé que sólo estaba desconectado y que lo resolvería fácilmente, pero luego la realidad se impuso implacable ante mi ingenua ilusión: mi abuelo le quita el cable al aparato y se lo lleva para que la computadora no sea usada hasta altas horas de la noche ¡vaya ridiculez! Pensé que conocía todos sus ataques de señor mayor con altos índices de necedad, pero no imaginé que llegaría hasta ese punto de desvariado deseo de controlar todo a su alrededor.

Me siento tan indignada ¡me robó mi momento de alivio frente al teclado, mi rato de "escritora", la terapia que tengo para olvidar la monotonía diaria. Sólo puedo valerme en este momento de las pequeñas letras de este teléfono, que me sorprende ahora más que nunca con su capacidad de ofrecerme un espacio para desahogar con palabras está conjugación de emociones o sensaciones, sorpresa, rabia, tristeza.

1 comentario:

Kiwi Feliz dijo...

Se como se siente. Lo se muy bien, quizás esa fue una razón por la cual vivo desde los 15 años fuera de mi casa ;)