martes, 26 de mayo de 2009

Mil cosas al azár


No me importa desvelarme hoy. Hasta podría asegurar que el sueño no me puede vencer esta noche, en la que tantas preguntas rondan mi cabeza y un vaso de licor me acompaña para tratar de responderlas.

Si, esta es una conversación conmigo misma, en la que me planteo cientos de cosas, en la que me interrogo y me contesto, me peleo y me contento, en la cual intentaré quitarme cada capa que me he puesto para desnudarme completamente y observar qué me ha pasado.

Es que definitivamente desde hace un buen tiempo no soy la misma. Aquella persona que tenía mi nombre, mis características físicas y mi familia ha desaparecido. Los cambios llegaron sin que yo los buscara. ¡MENTIRAS! me he esforzado en dejar de ser aquella niña.

Ahora sin embargo, me pregunto dónde está, en qué lugar quedó aquella que se sobrepreocupaba por todos a su alrededor y no sólo lo pensaba sino que lo decía.

Dicen que el entorno cambia a las personas y creo que es muy cierto. Aunque estoy casi segura que uno tiene la capacidad de adaptarse a los lugares, momentos y gente que lo rodea.

Hace tanto que no digo una frase cargada de emotividad y cariño. No sé si soy yo, pero es tan difícil encontrar a alguien que la reciba con una sonrisa de agradecimiento, que coloque cara de tonto cuando escucha palabras salidas del corazón (si, estoy un poco romántica otra vez pero me voy a permitir la licencia).

Siempre fui de aquellos que le dicen cosas bonitas hasta a sus amigas aunque suene extraño. Así era. Pero de repente todo dio un vuelco inesperado y esa situación tuvo que cambiar de forma drástica, tenía dos opciones: continuar así y aguantarme la joda, o sacar mi maldad y hacerme la dura. He tomado la segunda.

A pesar de todo todavía quedan destellos de esa "Susanita" que llevo dentro. En ocasiones saco a pasear mi lado más cariñoso, con mis viejos amigos a quienes no puedo engañar; y con esas personas especialísimas que han aparecido en mi vida y ante las cuales mi lado más tierno aflora sin que lo invite.

En cambio con otros, aún cuando los adoro con toda mi alma, es imposible pensar en decir un "Te quiero" sin sentirme estúpida en el intento. ¿Ellos son insensibles o yo soy más tonta de lo que creía?

El caso es que hay gente que influye tanto en uno sin ellos saberlo. A veces ni nosotros mismos nos damos cuenta. Es como montarse en una tabla y dejarse llevar por las olas, sin hacer caso a nada.

Es tan increíble esto que hasta alguien que no puede hablarte -todavía- puede cambiarte la vida del cielo a la tierra. Hoy puedo gritar que me encantan los bebés.

Leí en un buen blog que hay personas que llegan a la vida "para rescatar nuestra sonrisa más primitiva" y debo acotar que estoy completamente de acuerdo en ese punto.

A veces enmudezco en una conversación y se me hace imposible recuperar el aliento, es allí cuando quisiera tener la valentía de decir todo lo que pasa por mi mente y de argumentar la razón de mi silencio.

Es que hay personas tan extraordinarias que no pueden ser definidas con una palabra, siquiera una frase. Ni mil entradas de blog servirían para describirlas a ellas y describir el efecto que pueden llegar a producir en nosotros. La gente que todavía sueña despierta.

jueves, 21 de mayo de 2009

Mente en blanco


En momentos como estos me agrada sentarme a plasmar palabras en un papel, cuando no estoy haciendo ni pensando nada, cuando tengo la mente en blanco.

Aquí estoy buscando una forma de brindarle compañía a mi soledad, inventándome un personaje para conversar conmigo misma y no aburrirme en la cotidianidad, esa que me sofoca, me molesta y me inquieta al mismo tiempo que me hace sonreír y sentirme feliz.

Cuantos recuerdos recorren mi cabeza en este momento. Nombres. Caras. Lugares. Imágenes. Esa última que vi me sacudió por completo. Si su efecto será positivo o negativo es algo que desconozco, pero sé donde está y en cualquier momento podría caer en la tentación de verla otra vez para seguir razgándome el corazón.

Aunque ahora que lo pienso y recuerdo ese primer impacto que me causó, puedo decir que no siento lo mismo y eso es un gran avance.

Creo que estoy terminando de leer la página final del último capítulo. Es el momento de cerrar el libro.

viernes, 8 de mayo de 2009

Hoy


Es increíble cómo las palabras llegan a la mente solitas cuando los sentimientos hacen estragos en uno. Un gesto, una frase o un silencio pueden hacernos flipar de alegría o nadar en el oscuro mar de la tristeza, así no más, sin que tengamos la potestad de escoger el bando en el que queremos estar.


Hoy es uno de esos días en los que los párrafos son la mejor alternativa para combatir el llanto. Sí, ese que implica una dolencia, un malestar, una depresión.


Hoy es uno de esos días en los que quiero retroceder el tiempo para evitar decir palabras molestas y dejar todo tal cual estaba. Feliz.


Hoy es uno de esos días en los que hago una llamada y me quedo como tonta sin decir nada.


Hoy es uno de esos días en los que he aprendido una lección y no de la mejor manera.


Uno de esos días en los que llegar a mi casa y tumbarme en la cama a pensar son mi mayor anhelo.


Un día para comprender lo que significa la palabra “DISCULPA” y para salir a la calle a gritarla a viva voz.


Un día para medir las consecuencias de mis acciones y asumir mi cuota de responsabilidad.


Un día en el que extraño las sonrisas, los sobrenombres, los desvaríos inteligentes y divertidos, las conversaciones sin sentido.


Un día que sin duda alguna no ha sido el mejor de la semana y sé muy bien porque.


Un día...... Este día................


En el que escribir puede ser un arma para combatir el llanto, pero definitivamente este último siempre termina ganando la batalla.