miércoles, 1 de julio de 2009

Descubriendo un maestro

He descubierto un nuevo espacio para la lectura, una hoja cambiante de información, palabras, anécdotas, noticias y cuentos de todo tipo; un diario formal y extraordinario, un cuaderno de páginas infinitas.


En estos días, cuando realizaba mi revisión matutina de diarios importantes del país y el mundo (cosa que hago con frecuencia, aunque siempre me vea interrumpida por mis quehaceres laborales), encontré una nota que hablaba sobre un maestro, un gran escritor, un erudito de la literatura: José Saramago.

Su nombre ya lo había escuchado anteriormente en boca de otro maestro, uno personal que me llevó a conocer sobre este literato.

Lo primero que supe sobre Saramago fue que había escrito un nuevo libro "El Viaje del Elefante", un título bastante interesante para una obra escrita.

Coloqué el nombre del autor en google (o googleé como dicen algunas personas) y conseguí su biografía. De entrada lei su nacionalidad. Portugués. Y allí surgió el primer click, ese chispazo que despertó mi enterés conocer más sobre ese nombre.

A partir de ese momento, sus obras fueron apareciendo una a una frente a mi en las librerías, en los diarios, en muchos lugares. Sin embargo, no había leído nada escrito por él hasta ese día, cuando su cuaderno apareció en mi cubículo de trabajo, bajo un montón de documentos, escondido entre las noticias del día.

'El Cuaderno de Saramago' así se llama el notebook virtual (blog) de este amigo con quien comparto un hobby, y allí fue que finalmente pude conocer su pluma, fina y ligera en las dos lenguas que maneja.

Desde entonces me he convertido en su seguidora. Y él, junto a su portal, se volvieron parte del menú 'favoritos' de mi computadora.



http://cuaderno.josesaramago.org/ aquí comparto mi más reciente lugar de entretenimiento intelectual

domingo, 28 de junio de 2009

Mar en mis ojos

Y lloré. Tenía mucho tiempo sin llorar así, sin sentir un dolor tan grande. Fue como si una estaca me hubiera atravesado completamente el corazón, dejándome allí, muerta en vida.


He tenido despedidas difíciles, motivadas a diferencias irreconciliables o falta de cariño, pero jamás una como ésta. Inesperada. Ruda. Casi cruel.


Sus palabras sonaban como una broma pesada más, como un adiós normal de esos que se dicen cuando sabes que al día siguiente volverás a ver a esa persona y hablaran de las mismas cosas de siempre y se reirán juntos; pero como cosa extraña pude leer entre líneas sus palabras punzocortantes y entendí la razón de su llamada.


Desde el primer momento debí sospechar. La hora, el motivo y la larga introducción hicieron el papel de pistas, pero mi inocencia (o falta de perspicacia) me adentró en el juego y me dejé llevar a través de una conversación de temas variados, de reclamos y hasta recuerdos.


Fui el toro dentro de la corrida. Me mareó.


Jamás sospeché que concluiría de esa manera. Jamás pensé que al colgar, me iban a lanzar también la puerta en la cara, cerrándola por un tiempo indefinido y dejándome fuera sin una de las cosas que más he apreciado y respetado en los últimos tiempos.


Sus palabras fueron tan contundentes que no pude contenerme. Detesto verme débil y susceptible en frente de la gente, pero esta vez no me importó nada. Ya no tenía nada que perder, las cartas estaban apareciendo una a una sobre la mesa y era imposible continuar fingiendo.


Rompí en llanto. No podía hablar. Hasta temblé. Intentaron calmarme a través de distintos medios, recordándome que tengo una vida genial, que soy joven y me falta mucho por vivir; pero ninguna frase de consuelo serviría en ese momento.


¿Qué se puede hacer cuando hay gente que no entiende que la vida es hermosa o genial porque ellos están presentes? ¿Cómo uno explica que hay afectos tan grandes que sobrepasan cualquier límite imaginable?


No había quedado tan devastada luego de una conversación. No había reído, pensado, llorado y hablado tanto en una misma llamada. Nunca antes había tenido el corazón tan chiquitico.


Ignoré sus advertencias, que desde hacía varios días me pedían a gritos que me alejara. Me arriesgué y salí herida. Pero voy a segir frente a las balas que disparas para que me veas y sepas que estoy allí, por si algún día quieres que te acompañe. Oficialmente.


Pd: Erizo, soy resistente. Mi caparazón me mantiene a salvo de tus púas por eso sigo andando a tu lado

La Tortuga

viernes, 19 de junio de 2009

Entre acontecimientos

Han pasado varias cosas importantes desde la última vez que me senté a redactar frases improvisadas en este portal abierto hacia mi día a día. Unas buenas, otras definitivamente no y otras que aún no he definido.


El caso es que pasé unos días con la mente dispersa entre todos los hechos que he vivido en estas últimas tres semanas, en las que tuve que decir un adiós definitivo por primera vez en la vida, estar lejos de quien más me necesitaba, pasar por un momento de distancia con una de las personas que más quiero y comenzar a escribir una nueva página sobre un tema que domino muy poco.


En este punto, luego de toda una tormenta mental que incluye otras cosas que ya he superado, puedo decir que me siento relajada, en paz. Tratando de enfocarme en los puntos que me interesan, en las cosas buenas que veo acercarse a mi, porque por lo menos a la distancia que están las veo bien.


Por otro lado seguiré disfrutando del juego de palabras, de las frases que me incitan a ser más perspicaz, y de aquellas otras con las que no puedo competir. Pero sobre todo, seguiré del lado de quienes toman lo mejor de cada día y aprenden.


Tomé el reto y ahora me toca afrontarlo.

martes, 9 de junio de 2009

Más grande

No había sentido la verdadera furia, esa de la que tanto sospechaba y de la que había observado algunos destellos un tiempo atrás, cuando era una más del montón que estaba recibiendo la descarga.

Esta vez no fue nada fácil. Al contrario, uní todas mis fuerzas para contener las lágrimas que poco a poco comenzaban a inundar mis ojos. Sin embargo, aguanté como las duras y hasta pude soltar una que otra palabra, cosa que aún me sorprende.

Es como si me hubiesen sentado obligada, como si me hubieran obligado a poner los pies en la tierra y al mismo tiempo me colocaran en el cielo con una demostración contundente de importancia.

Lo cierto es que, como se dice por estos lados, volví a poner la torta (en esta ocasión literalmente) y pague las consecuencias.

Ahora, tras toda una noche de silencio y pensamientos me doy cuenta que eres más grande de lo que creía.

Tú eres más grande de lo que creía y lo que siento por ti es más grande de lo que creía.

Y, definitivamente, no tengo miedo de seguir conociéndote.

martes, 26 de mayo de 2009

Mil cosas al azár


No me importa desvelarme hoy. Hasta podría asegurar que el sueño no me puede vencer esta noche, en la que tantas preguntas rondan mi cabeza y un vaso de licor me acompaña para tratar de responderlas.

Si, esta es una conversación conmigo misma, en la que me planteo cientos de cosas, en la que me interrogo y me contesto, me peleo y me contento, en la cual intentaré quitarme cada capa que me he puesto para desnudarme completamente y observar qué me ha pasado.

Es que definitivamente desde hace un buen tiempo no soy la misma. Aquella persona que tenía mi nombre, mis características físicas y mi familia ha desaparecido. Los cambios llegaron sin que yo los buscara. ¡MENTIRAS! me he esforzado en dejar de ser aquella niña.

Ahora sin embargo, me pregunto dónde está, en qué lugar quedó aquella que se sobrepreocupaba por todos a su alrededor y no sólo lo pensaba sino que lo decía.

Dicen que el entorno cambia a las personas y creo que es muy cierto. Aunque estoy casi segura que uno tiene la capacidad de adaptarse a los lugares, momentos y gente que lo rodea.

Hace tanto que no digo una frase cargada de emotividad y cariño. No sé si soy yo, pero es tan difícil encontrar a alguien que la reciba con una sonrisa de agradecimiento, que coloque cara de tonto cuando escucha palabras salidas del corazón (si, estoy un poco romántica otra vez pero me voy a permitir la licencia).

Siempre fui de aquellos que le dicen cosas bonitas hasta a sus amigas aunque suene extraño. Así era. Pero de repente todo dio un vuelco inesperado y esa situación tuvo que cambiar de forma drástica, tenía dos opciones: continuar así y aguantarme la joda, o sacar mi maldad y hacerme la dura. He tomado la segunda.

A pesar de todo todavía quedan destellos de esa "Susanita" que llevo dentro. En ocasiones saco a pasear mi lado más cariñoso, con mis viejos amigos a quienes no puedo engañar; y con esas personas especialísimas que han aparecido en mi vida y ante las cuales mi lado más tierno aflora sin que lo invite.

En cambio con otros, aún cuando los adoro con toda mi alma, es imposible pensar en decir un "Te quiero" sin sentirme estúpida en el intento. ¿Ellos son insensibles o yo soy más tonta de lo que creía?

El caso es que hay gente que influye tanto en uno sin ellos saberlo. A veces ni nosotros mismos nos damos cuenta. Es como montarse en una tabla y dejarse llevar por las olas, sin hacer caso a nada.

Es tan increíble esto que hasta alguien que no puede hablarte -todavía- puede cambiarte la vida del cielo a la tierra. Hoy puedo gritar que me encantan los bebés.

Leí en un buen blog que hay personas que llegan a la vida "para rescatar nuestra sonrisa más primitiva" y debo acotar que estoy completamente de acuerdo en ese punto.

A veces enmudezco en una conversación y se me hace imposible recuperar el aliento, es allí cuando quisiera tener la valentía de decir todo lo que pasa por mi mente y de argumentar la razón de mi silencio.

Es que hay personas tan extraordinarias que no pueden ser definidas con una palabra, siquiera una frase. Ni mil entradas de blog servirían para describirlas a ellas y describir el efecto que pueden llegar a producir en nosotros. La gente que todavía sueña despierta.

jueves, 21 de mayo de 2009

Mente en blanco


En momentos como estos me agrada sentarme a plasmar palabras en un papel, cuando no estoy haciendo ni pensando nada, cuando tengo la mente en blanco.

Aquí estoy buscando una forma de brindarle compañía a mi soledad, inventándome un personaje para conversar conmigo misma y no aburrirme en la cotidianidad, esa que me sofoca, me molesta y me inquieta al mismo tiempo que me hace sonreír y sentirme feliz.

Cuantos recuerdos recorren mi cabeza en este momento. Nombres. Caras. Lugares. Imágenes. Esa última que vi me sacudió por completo. Si su efecto será positivo o negativo es algo que desconozco, pero sé donde está y en cualquier momento podría caer en la tentación de verla otra vez para seguir razgándome el corazón.

Aunque ahora que lo pienso y recuerdo ese primer impacto que me causó, puedo decir que no siento lo mismo y eso es un gran avance.

Creo que estoy terminando de leer la página final del último capítulo. Es el momento de cerrar el libro.

viernes, 8 de mayo de 2009

Hoy


Es increíble cómo las palabras llegan a la mente solitas cuando los sentimientos hacen estragos en uno. Un gesto, una frase o un silencio pueden hacernos flipar de alegría o nadar en el oscuro mar de la tristeza, así no más, sin que tengamos la potestad de escoger el bando en el que queremos estar.


Hoy es uno de esos días en los que los párrafos son la mejor alternativa para combatir el llanto. Sí, ese que implica una dolencia, un malestar, una depresión.


Hoy es uno de esos días en los que quiero retroceder el tiempo para evitar decir palabras molestas y dejar todo tal cual estaba. Feliz.


Hoy es uno de esos días en los que hago una llamada y me quedo como tonta sin decir nada.


Hoy es uno de esos días en los que he aprendido una lección y no de la mejor manera.


Uno de esos días en los que llegar a mi casa y tumbarme en la cama a pensar son mi mayor anhelo.


Un día para comprender lo que significa la palabra “DISCULPA” y para salir a la calle a gritarla a viva voz.


Un día para medir las consecuencias de mis acciones y asumir mi cuota de responsabilidad.


Un día en el que extraño las sonrisas, los sobrenombres, los desvaríos inteligentes y divertidos, las conversaciones sin sentido.


Un día que sin duda alguna no ha sido el mejor de la semana y sé muy bien porque.


Un día...... Este día................


En el que escribir puede ser un arma para combatir el llanto, pero definitivamente este último siempre termina ganando la batalla.

miércoles, 22 de abril de 2009

Inmensa disyuntiva

Tengo una inmensa punzada en el estómago. Esa misma que supuestamente se siente cuando uno se enamora, cuando está nervioso o cuando presiente que algo importante (ya sea malo o bueno) está por pasar. El hecho es que estoy en medio de dos caminos y una enorme disyuntiva que no sé cómo resolver.

No suelo ser de las personas que tienen enemigos, ni tampoco pertenezco precisamente al grupo de aquellos que tienen cientos de conocidos a quienes no les hablan porque tuvieron un problema, pero inevitablemente me tocó y ahora debo lidiar con eso.

La interrogante está planteada de una forma muy sencilla ¿Le hablo y trato de resolver el problema o dejo todo tal cual está? La respuesta aún no termino de encontrarla.

Me encuentro tambaleando entre dos opciones, una más drástica que la otra... Si dejo las cosas como están en este momento debo resignarme a su silencio permanente y a perder a un amigo. Pero si intento reanudar cualquier tipo de contacto, podría caer nuevamente en confusiones o tal vez llevarme otra decepción mayor.

Entretanto seguiré evitando pensar en ello, continuaré evadiendo encuentros y eliminaré cualquier cosa que me recuerde a mi fruta preferida.

martes, 14 de abril de 2009

Delirio romántico


Siento que tengo el romántico elevado en este momento, así que dedicaré unos minutos (y unas cuantas letras) a la cursilería. Sí, esa especie de ciencia indefinida que se alimenta de algo que llaman "amor" y se condimenta con exageración.


No fue fácil estar ahí en primera fila, observando su aparente felicidad trasmitida con una sonrisa resplandeciente. ¿Por qué tenía que estar presente en ese momento? Mirar aquella imagen fue un golpe bajo a mí misma.

Llevaba meses sin saber de su existencia y desde hacía un tiempo, creía que estaba dejando de importarme. ¡Falso! Cuando su mirada se encontró con la mía (por pura casualidad... ¿o causalidad?) lo supe todo, estaba vencida otra vez.

Me sumí en los nervios (que ahora controlo mucho mejor) y decidí ignorar su presencia, pero él me vio y yo lo vi, y de eso no quedaba ninguna duda. Estuvo tan cerca de arruinar mi noche, mi día, mi semana, pero descubrí que no debía preocuparme por ese mínimo hecho cuando ya había arruinado mi vida.

¡Es insólito que aún pueda sentir algo! Tras todo el daño, las faltas y las mentiras todavía pienso en él, porque estoy pensando en él. Motivo de mis silencios, mis canciones, mis rabias, mis momentos de introspección y de este desvelo absurdo que me ayuda a desahogar todo lo que siento después de ese día.

Y ella, la causante de su sonrisa también estaba en el sitio. La reconocí de inmediato, como si un rayo de intuición femenina me la hubiese señalado. Nunca la había visto en persona y supe quien era tan rápidamente.

Mis intenciones no eran acercarme a ellos, ni mucho menos verlos juntos, pero la vida se empeñó en jugarme una mala pasada y me llevó directo a donde estaban. ¿Por qué debemos tener amigos en común?

Tampoco conocerla estaba entre mis planes. ¡Rayos! si hasta ella misma había evitado ese incómodo momento a toda costa. Por mi mente pasaron tantas cosas mientras con una sonrisa hipócrita me decía su nombre y estiraba su mano para estrecharla con la mía. ¡Ja! como si no supiera quien soy, como si no supiera yo quien es ella.

La cara de él era lo peor. Su rostro expresaba cierta satisfacción no sé de qué y yo sólo quería tener el momento para insultarlo por segunda vez, en esta oportunidad en su propia cara.

Debo admitirlo, verlo ese día me abrió la herida nuevamente, justo cuando estaba suturando los últimos puntos y me preparaba para quedarme con la cicatriz.

No me queda otra opción que seguir eludiendo cualquier posibilidad de encontrármelo, de tener que fingir tranquilidad y desinterés cuando todavía no he cerrado el círculo, cuando todavía no he presentado el examen final de lo que se ha convertido en mi materia pendiente.

lunes, 13 de abril de 2009

Doble cara de una palabra

Olvidar es una palabra corta; tres sílabas, siete letras, fácil de decir. Pero es una acción complicada, dura, dolorosa.

¿Cómo se puede sencillamente dejar a un lado lo que nos perteneció, todo aquello que formó parte importante de nuestra vida? No es sencillo. Siempre existirá algo que no los recuerde, un detalle con el cual se hace flashback y comienzan a llegar todos esas imágenes y momentos a la mente, que no siempre es nuestra mejor amiga.

Cuál será la receta para dejar de pensar en nuestros tormentos, de qué manera se puede resolver esta crisis que ataca una y otra vez, que asfixia.

Los lugares más inesperados, las canciones menos sonadas y los días menos pensados forman parte de ese extenso grupo que confabula en contra del olvido.

Éste es uno de esos momentos en los que me resisto a pensar, porque el pensamiento es el peor enemigo de aquél que quiere desaparecer recuerdos.

lunes, 23 de febrero de 2009


Allí estaba. La distancia que no separaba me dejó abrumada. Tan cerca y distante. Se acercaba y se alejaba, paseándose por su elevado espacio, muy superior al mio, muy por encima de donde yo me encontraba en ese momento.

Jamás le quité la vista de encima. La seguí durante la hora y media, aproximadamente, que estuvo allí arriba siendo la gran estrella de la noche. Me parece insólito que aún cuando mis gustos musicales han cambiado para definitivamente y para siempre, todavía sienta tal admiración por ella.

Estaba quemándome, y no precisamente por la cercanía que tenía con la pirotecnia desplegada por el lugar, sino por la energía que se respiraba, por el calor de miles de personas vibrando en un mismo sitio. Ni la lluvia aplacó la llama generada por todos los presentes.

Embelesada con su voz, impactante por demás, traté de concentrarme en mi asunto y de olvidar por un momento las emociones. Intentos en vano. Me arrastró consigo con cada movimiento que realizaba, me dejé llevar por los ritmos y por la delicada línea melódica que emanaba de su garganta. Era como un sueño.

Nunca pensé que iba a estar tan cerca de ella. ¡Eran menos de dos metros de distancia! Creo que sigo en estado de conmoción.

Su voz. No puedo quitármela de la cabeza. Las canciones aún retumban en mi cerebro, con sus instrumentos tropicales, con las potentes líricas, con lo comercial de los ritmos.

No sé a quien agradecer el hecho de que ahora esté curando las quemaduras que quedaron como consecuencia de haber estado cerca de "La mujer de fuego".

sábado, 21 de febrero de 2009

Corte de inspiración

No puedo creer lo que acaba de sucederme. Termine de leer el inspirador libro que me había quitado el sueño durante los últimos días y me dispuse a escribir, algo me decía que tenía que hacerlo, así que me separé de la comodidad que me brinda la cama, esa misma que observó silente mis desvelos por el fulano libro, y me fui al ordenador para redactar algunas líneas acerca de lo primero que se me viniera a la mente.

Y hasta ahí llegó mi felicidad. Descubrí uno de los actos más desquiciados y enfermizos que jamás había visto, hallé hasta dónde puede llegar la locura de una persona y el capricho de querer parecer el mandamás.

Encontré el modem apagado, muerto, sin señales de vida. A la primera pensé que sólo estaba desconectado y que lo resolvería fácilmente, pero luego la realidad se impuso implacable ante mi ingenua ilusión: mi abuelo le quita el cable al aparato y se lo lleva para que la computadora no sea usada hasta altas horas de la noche ¡vaya ridiculez! Pensé que conocía todos sus ataques de señor mayor con altos índices de necedad, pero no imaginé que llegaría hasta ese punto de desvariado deseo de controlar todo a su alrededor.

Me siento tan indignada ¡me robó mi momento de alivio frente al teclado, mi rato de "escritora", la terapia que tengo para olvidar la monotonía diaria. Sólo puedo valerme en este momento de las pequeñas letras de este teléfono, que me sorprende ahora más que nunca con su capacidad de ofrecerme un espacio para desahogar con palabras está conjugación de emociones o sensaciones, sorpresa, rabia, tristeza.

lunes, 16 de febrero de 2009

Inevitable regreso


Me levanté con ganas de retomar la escritura. Y no esa escritura rígida del periodismo (que por cierto amo), sino más bien, aquella que me permite expresar lo que pasa por mi cabeza, por alocado que sea.


Hacía ya un buen tiempo que no me sentaba a teclear frente a la computadora sin motivo alguno, solo impulsada por el inminente deseo de dejar fluir las palabras que llegan a mi mente, una a una, como rayos de luz que vienen y se van rápido.


Tal vez, esto esté motivado por las últimas lecturas que he realizado, los últimos textos que he devorado con la avidez de quien jamás se satisface de páginas bien escritas. Existe la posibilidad de que algunos textos lleguen a esa parte de ti que activa los dedos y los empujan en dirección a las 27 teclas que identifican cada letra, a las siete que se ocupan de perfeccionar la ortografía, la barra que permite colocar espacio entre cada palabra y el botón que se ocupa de separar los párrafos.


Definitivamente se alborotó, luego de varios intentos fallidos, esa parte del cerebro que me lleva a esta hoja donde tengo la facultad de decir lo que quiera; y espero que no se adormile para poder seguir escribiendo lo que sucede Cuando No Pienso.


Este es mi regreso al muchas veces olvidado mundo del Blog...