Olvidar es una palabra corta; tres sílabas, siete letras, fácil de decir. Pero es una acción complicada, dura, dolorosa.
¿Cómo se puede sencillamente dejar a un lado lo que nos perteneció, todo aquello que formó parte importante de nuestra vida? No es sencillo. Siempre existirá algo que no los recuerde, un detalle con el cual se hace flashback y comienzan a llegar todos esas imágenes y momentos a la mente, que no siempre es nuestra mejor amiga.
Cuál será la receta para dejar de pensar en nuestros tormentos, de qué manera se puede resolver esta crisis que ataca una y otra vez, que asfixia.
Los lugares más inesperados, las canciones menos sonadas y los días menos pensados forman parte de ese extenso grupo que confabula en contra del olvido.
Éste es uno de esos momentos en los que me resisto a pensar, porque el pensamiento es el peor enemigo de aquél que quiere desaparecer recuerdos.
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