
Si, esta es una conversación conmigo misma, en la que me planteo cientos de cosas, en la que me interrogo y me contesto, me peleo y me contento, en la cual intentaré quitarme cada capa que me he puesto para desnudarme completamente y observar qué me ha pasado.
Es que definitivamente desde hace un buen tiempo no soy la misma. Aquella persona que tenía mi nombre, mis características físicas y mi familia ha desaparecido. Los cambios llegaron sin que yo los buscara. ¡MENTIRAS! me he esforzado en dejar de ser aquella niña.
Ahora sin embargo, me pregunto dónde está, en qué lugar quedó aquella que se sobrepreocupaba por todos a su alrededor y no sólo lo pensaba sino que lo decía.
Dicen que el entorno cambia a las personas y creo que es muy cierto. Aunque estoy casi segura que uno tiene la capacidad de adaptarse a los lugares, momentos y gente que lo rodea.
Hace tanto que no digo una frase cargada de emotividad y cariño. No sé si soy yo, pero es tan difícil encontrar a alguien que la reciba con una sonrisa de agradecimiento, que coloque cara de tonto cuando escucha palabras salidas del corazón (si, estoy un poco romántica otra vez pero me voy a permitir la licencia).
Siempre fui de aquellos que le dicen cosas bonitas hasta a sus amigas aunque suene extraño. Así era. Pero de repente todo dio un vuelco inesperado y esa situación tuvo que cambiar de forma drástica, tenía dos opciones: continuar así y aguantarme la joda, o sacar mi maldad y hacerme la dura. He tomado la segunda.
A pesar de todo todavía quedan destellos de esa "Susanita" que llevo dentro. En ocasiones saco a pasear mi lado más cariñoso, con mis viejos amigos a quienes no puedo engañar; y con esas personas especialísimas que han aparecido en mi vida y ante las cuales mi lado más tierno aflora sin que lo invite.
En cambio con otros, aún cuando los adoro con toda mi alma, es imposible pensar en decir un "Te quiero" sin sentirme estúpida en el intento. ¿Ellos son insensibles o yo soy más tonta de lo que creía?
El caso es que hay gente que influye tanto en uno sin ellos saberlo. A veces ni nosotros mismos nos damos cuenta. Es como montarse en una tabla y dejarse llevar por las olas, sin hacer caso a nada.
Es tan increíble esto que hasta alguien que no puede hablarte -todavía- puede cambiarte la vida del cielo a la tierra. Hoy puedo gritar que me encantan los bebés.
Leí en un buen blog que hay personas que llegan a la vida "para rescatar nuestra sonrisa más primitiva" y debo acotar que estoy completamente de acuerdo en ese punto.
A veces enmudezco en una conversación y se me hace imposible recuperar el aliento, es allí cuando quisiera tener la valentía de decir todo lo que pasa por mi mente y de argumentar la razón de mi silencio.
Es que hay personas tan extraordinarias que no pueden ser definidas con una palabra, siquiera una frase. Ni mil entradas de blog servirían para describirlas a ellas y describir el efecto que pueden llegar a producir en nosotros. La gente que todavía sueña despierta.