Ángeles

Cada día nos tropezamos con ángeles, seres celestiales que se cruzan en nuestras vidas para hacerla más fácil, más linda, más alegre.

Aseguro que es muy difícil reconocer cuantas de las personas que conocemos son unos verdaderos ángeles, cuantos tienen ese espíritu de bondad, belleza e inocencia que hacen que uno se sienta seguro y protegido cuando está con ellos.

Hay quienes los reconocen a distancia y se dedican a gritar al mundo quienes son, cómo y donde los conocieron. Otros sencillamente los descubrimos con el tiempo, cuando vemos que sus acciones no son comunes, que con sólo una palabra pueden calmar tus nervios y que al verlos sientes una paz increíble que se conjuga con una sensación de nervios.

Mis ángeles los tengo guardados, ocultos de las demás personas. No sé si será egoísta de mi parte pero soy muy celosa en ese sentido, y precisamente por eso no los nombraré, sólo mencionaré el motivo por el cual se convirtieron en ese ser especial que hacen mis días más llevaderos.

• Porque no importa cuanto tiempo pase sin hablarle, siempre aparece en el momento más indicado para ofrecer la respuesta que despeja todas las dudas.
  

• Porque aunque las cosas cambien eventualmente, tiene la capacidad de hacer que todavía le crea cada una de sus palabras a pesar que no se manifieste con frecuencia.
  

• Porque da sorpresas geniales y cuentas con él en todo momento y lugar, desde la cima con la mejor vista de la ciudad, hasta un sencillo parque (aun cuando las luces estén apagadas).

• Porque corta el protocolo, hace lo que quiere, rompe todo tipo de brechas, se hace tu amigo y además te brinda enseñanzas diferentes todos los días.

• Porque no se aparta completamente de ti, de repente vuelve y es como si vieras la luz nuevamente.

Cada uno representa una parte de mi entorno, un pedazo de la vida que tengo y de la tranquilidad que pudiera llegar a transmitir. Gracias a todos por existir.